domingo, 1 de junio de 2008

TV sin público

Casi la tercera parte de la gente apaga su televisor cuando entra una cadena nacional, si no tienen otra opción. Una expandida red de medios no ha logrado imponer la hegemonía comunicacional.

Por Francisco Olivares
EL UNIVERSAL
01/06/2008
http://www.eluniversal.com/2008/06/01/pol_art_tv-sin-publico_880350.shtml

LIBERTAD Y MEDIOS Cada vez que el presidente Chávez interrumpe las transmisiones de televisión para encadenarse, 30 por ciento del público televidente opta por apagar el televisor. Es decir, nos referimos a toda aquella gente que sólo tiene acceso a la señal abierta de televisión y no cuenta con otra opción de televisión, como lo es el servicio de suscripción por cable. En consecuencia o bien se queda pegado a la cadena, espera que ella concluya para continuar viendo su programación habitual o en definitiva apaga el televisor, que es lo que ocurre con casi la tercera parte de esa audiencia.

La cifra señalada corresponde a un estudio sobre una muestra de 30 cadenas de televisión ocurridas en 2006, 2007 y 2008, entre televidentes que sólo reciben señal abierta, de la empresa AGB Nielsen Media Research, especializada en medición de audiencia.

La utilización de la cadena nacional ha sido un componente fundamental en la política comunicacional del gobierno de Hugo Chávez, un signo del proceso revolucionario. Es así como desde el mismo día de la toma de posesión del actual presidente de la República, el 2 de febrero de 1999, los venezolanos conocieron la nueva modalidad comunicacional con 4 cadenas ese mismo día, con un total de 8 horas y 14 minutos de duración, que cubrió los horarios matutino, vespertino y el estelar, para establecer un récord histórico en ocupación de la pantalla.

A partir de ese momento y hasta el 11 de mayo de 2008, se han producido 1.710 cadenas para un total de 1.048 horas de transmisión. Lo que equivale a 43 días continuos en las que el Gobierno ha hecho uso de los medios de comunicación.

De las 30 cadenas seleccionadas para medir la pérdida del "shere" o porcentaje de personas que optaron por apagar el televisor ante la imposición de una cadena, la transmisión que sufrió la mayor caída fue la del 13 de enero de 2006 con 44,4 por ciento de televidentes que se ausentaron. Se trata de una cadena que duró casi 6 horas y se refirió a la rendición de cuentas de Hugo Chávez a la Asamblea Nacional, correspondiente a la gestión del año 2005.

Por el contrario, la que contó con menor deserción fue la cadena del 12 de marzo de 2006 de poco más de tres horas de duración y correspondió a un desfile militar del Día de la Bandera en la que el Presidente izó por primera vez la bandera de 8 estrellas y mostró los cambios que hizo la revolución de los símbolos patrios.

Con los años, el promedio de duración de las cadenas ha ido en aumento hasta llegar a una cifra récord en el año en curso de 70 minutos en promedio por número de transmisiones.
Otro elemento importante de resaltar es que al Presidente le gusta usar el horario estelar o prime time, para sus largas alocuciones y así tenemos que de las 1.710 cadenas ocurridas, 1.016 se registraron en el horario nocturno, para una duración de 432 horas, sobre la base de 1.048 horas de transmisión.

A esta suma de cadenas hay que agregarle un elemento adicional y es que el artículo 10 de la Ley de Responsabilidad de Radio y TV, obliga a que los medios radioeléctricos transmitan hasta 70 minutos semanales de publicidad gratuita del Gobierno por cada medio de comunicación. Ese uso indiscriminado del espacio radioeléctrico, no sólo afecta la libertad del público de decidir la programación que desea ver, sino que incide en importantes pérdidas económicas a las plantas privadas.

Aló Presidente
Otro elemento distintivo del Gobierno ha sido el programa semanal, Aló Presidente, cuyas primeras transmisiones se realizaron en el año 2000. Se inició con un promedio de 4 horas con 21 minutos de duración, pero en el año 2006 alcanzó a tener 6 horas con 22 minutos promedio. La transmisión más larga en la historia del programa se registró el 23 de septiembre de 2007, realizado desde el complejo petroquímico El Tablazo, con una duración de 8 horas con 8 minutos. Allí el Presidente defendió el diseño curricular y respondió al rechazo opositor señalando: "que chillen los que tengan que chillar".

Aló Presidente se convirtió en una referencia obligatoria para difundir la política del Gobierno. Desde allí se han cambiado ministros, se han estatizado grandes empresas, se han expropiados fincas e incluso se ordenó la movilización de tropas a la frontera con Colombia luego del ataque colombiano al campamento de Raúl Reyes en Ecuador.

Si bien la audiencia global del programa es relativamente baja, se produce una resonancia noticiosa que se genera por los anuncios presidenciales que luego son desplegados en el resto de los medios de comunicación. Igualmente, a partir del año 2002, el programa se retransmite en versión resumida a las 11 de noche.

TV sin público
Uno de los problemas que preocupa al Gobierno ha sido la poca audiencia que tienen los medios oficiales de comunicación, frente a los medios privados o independientes. En promedio, todos los canales oficiales juntos de televisión abierta están el en orden de 3,5% del total de sintonía nacional o shere en promedio. Siendo el canal con mayor audiencia y cobertura VTV con un promedio de 5,3% de la señal abierta. Aun con la red de televisión y emisoras de radio, la red de 450 medios comunitarios financiados por el Gobierno y toda la estructura comunicacional oficialista, el propio ministro de Comunicación e Información (quien presentó la renuncia), Andrés Izarra, reconoce que "la distribución del espectro radioeléctrico en su mayoría (80%) está en manos privadas, al igual que las audiencias". En cuanto a esas audiencias, expresa Izarra, que ése es el siguiente paso que debe atender el Gobierno y por ello se pregunta, ¿Cómo construiremos ahora un sistema de televisión pública con público?

Hay que destacar que cuando el ministro renunciante planteó el objetivo de la "hegemonía comunicacional" señaló que: "Nuestro socialismo necesita una hegemonía comunicacional" y "todas las comunicaciones tienen que depender del Estado como bien público".

Pero posteriormente, quizás pasó por debajo de la mesa, una aclaratoria que le diera a la periodista de El Universal, María Lilibeth Da Corte, en la que expresó, que esa hegemonía estaría dentro de la "libertad y la pluralidad" ¿Esto querría decir que no se repetiría lo de RCTV con otro canal y que la hegemonía se debía producir dentro de una competencia de contenido?
La decisión, que llevó al ministro Izarra a su renuncia, por decidir sin consultar al resto del Ejecutivo, el exigir el cobro de un impuesto a las emisoras por la retransmisión de información difundida por el canal 8, pareciera no ir en el mismo sentido de la política comunicacional por él mismo planteada desde el Ministerio.

Por un lado prohibir la retransmisión, especialmente de las alocuciones presidenciales, reduciría los espacios de difusión del mensaje presidencial, especialmente para los medios de menores recursos, que operan en la provincia. Por el otro, dejarían sin poder ser aplicado, el deber del contraste de la noticia, al que están obligados los canales privados, los cuales además de no tener acceso a las fuentes oficiales y actos del Gobierno, no tendrían ninguna obligación de comprar a un alto costo, la información a la que el mismo Gobierno les impide el acceso.

El caso TVes
La experiencia de TVes, canal que ocupó el espectro que tenía RCTV y la red de transmisión más completa que poseía ese canal, no fue la mejor. A la fecha de mayo, TVes apenas logra 2,4% de la audiencia en el espacio que ocupaba RCTV, el cual, al momento de su salida mantenía el liderazgo de sintonía con un promedio de 30%. La presidente de TVes, Lil Rodríguez, ha expresado que "la sintonía ha sido nuestro dolor de cabeza", entre otras cosas lo atribuye al hecho de que esa responsabilidad se la asignaron apenas 10 días antes de que la televisora saliera al aire.

Un estudio realizado por el investigador Gustavo Hernández, analizando tres días de programación de TVes, refiere que 60 por ciento de la producción es extrajera y 15 por ciento del espacio se dedica a propaganda gubernamental. El investigador concluye que "TVes contradice todos los planteamientos que se le asignan a un verdadero servicio público de televisión".

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